¿Sabía usted que, según el Ministerio de Salud y Protección Social, cada año se registran en Colombia más de 20.000 Infecciones Asociadas a la Atención en Salud (IAAS) en clínicas y hospitales, de las cuales el 4,5 % se presentan en procedimientos quirúrgicos o durante el proceso posoperatorio?
Estas cifras evidencian la importancia de la asepsia en las salas de cirugía, pues las bacterias en estas instalaciones causan hasta 900 muertes cada año.
Vale mencionar que estos microorganismos pueden sobrevivir en las superficies por tiempos prolongados y su duración dependerá de las condiciones de temperatura, humedad y el tipo de superficie; por tal razón es necesario realizar un control estricto de limpieza, desinfección y esterilización en estas áreas para liberar el ambiente hospitalario de cargas orgánicas e inorgánicas que por lo general se encuentran en pisos, paredes, techos y en superficies como mesas operatorias, atriles, unidades de electrocirugía y máquinas de anestesia, entre otras; igualmente, ayuda a eliminar los microrganismos que podrían generar (IAAS) tales como infecciones urinarias y otras asociadas al uso de catéteres o neumonías debido a la presencia de gérmenes.
A propósito, Magally Dueñes Gómez, docente del programa de Instrumentación Quirúrgica de Areandina, seccional Pereira, revela las cinco bacterias más peligrosas que se podrían adquirir en una sala de cirugía si esta no cuenta con estrictos protocolos de antisepsia.
Primero, Acinetobacter baumannii. Es una bacteria que es resistente a la mayoría de los antibióticos y por lo general causa neumonía severa e infecciones del tracto urinario.
Segundo, Enterococcus faecalis. Bacteria que habita en el tracto gastrointestinal de los humanos. Puede desencadenar infecciones como endocarditis (inflamación válvulas del corazón), infecciones urinarias y dentro del abdomen, prostatitis (trastorno de la próstata que causa dificultad para orinar, así como fuerte molestia en la ingle, en la zona pélvica o en los genitales) y celulitis (infección que afecta las capas más profundas de la piel, generando enrojecimiento, hinchazón y dolor en la zona afectada), entre otras.
Tercero, Staphylococcus aureus meticilino resistente. Esta bacteria comúnmente afecta la nariz o la piel. Puede estar en el torrente sanguíneo, el corazón, los pulmones u otros órganos, la orina o en la zona de una cirugía reciente. Puede ser mortal si ingresa a la sangre, los huesos, los pulmones o el corazón.
Cuarto, Cándida Albicans. Se trata de un hongo que ocasiona infección en la vagina. Puede presentar síntomas como picazón, irritación, sensación de ardor, enrojecimiento o inflación, salpullido y secreción blanca y sin olor.
Quinto, Escherichia Coli. Esta bacteria hace parte de la microbiota del tracto gastrointestinal que, aunque en la mayoría de las situaciones no es grave, en otras puede presentar cólicos abdominales intensos, diarrea con sangre, insuficiencia ranal y hasta la muerte.
Seis prácticas de higiene que no son negociables en un quirófano
“Se debe realizar una limpieza y desinfección recurrente, exhaustiva y profunda de las salas de cirugía después de cada operación y al culminar la jornada del día”, señala Dueñes.
Inicialmente, se debe empezar por el lavado de pisos, paredes y techos, empleando paños de limpieza, mopas, traperos, guantes y detergente junto con agua, desinfectante.
“Según la técnica, la limpieza se debe realizar en el siguiente orden: de arriba hacia abajo sin devolverse y de adentro hacia afuera, iniciando desde lo más limpio y terminando en lo más contaminado”, explica.
El suelo de la sala se debe asear utilizando la técnica de zigzag. También es necesario cambiar las bolsas de los residuos hospitalarios generados apenas se termina cada cirugía.
Siempre se debe retirar el material de anestesia del quirófano, así como las bolsas de ropa contaminada.
Para limpiar las superficies inmobiliarias: mesa operatoria o de intervención, lámpara quirúrgica, máquina de anestesia, aspiradores de secreciones, mesa mayo para el instrumental, monitor de signos vitales, contenedores de residuos, bisturí electrónico y demás equipos quirúrgicos, “se recomienda usar un paño humedecido en agua con jabón, retirar con otro paño humedecido y después aplicar solución desinfectante de nivel intermedio”, agrega la docente de Areandina.
Finalmente, se recomienda seguir al pie de la letra las instrucciones de los fabricantes para el uso adecuado de los detergentes y desinfectantes.
Recuerde que la buena limpieza y desinfección de una sala de cirugía puede salvar vidas, que lamentablemente se pueden perder por descuidos que fácilmente se pueden evitar con una buena técnica aséptica.
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